La técnica genética "que lo cambiará todo" desata una guerra de patentes
Esta tecnología lo cambiará todo”, aseguraba el editor de la revista MIT Technology Review, Jason Pontin, hace menos de un mes. Se refería a CRISPR, una prometedora técnica de edición génica que ya fue seleccionada hace un año por su potencial para transformar el mundo. Ahora, este nuevo método que permite hacer cambios genómicos con facilidad y precisión se ha visto envuelto en una batalla para decidir su autoría.
CRISPR Therapeutics, Editas Medicine e Intellia Therapeutics son las tres startups que luchan en este Juego de Tronos de patentes de laboratorio. Y todo por una técnica de edición génica que todavía no ha dado sus frutos, pero que tiene la capacidad para convertirse en una industria de miles de millones de euros.
“La patente es una fórmula algo obsoleta”, afirma a Teknautas el presidente del Comité Científico de la Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO) y expresidente del CSIC, Emilio Muñoz. El experto en política científica considera que hoy en día la investigación tecnológica es tan compleja y requiere tantos pasos que su protección intelectual es muy complicada, porque hay muchas personas y centros involucrados en cada avance.
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La técnica genética "que lo cambiará todo" |
“Esta tecnología lo cambiará todo”, aseguraba el editor de la revista MIT Technology Review, Jason Pontin, hace menos de un mes. Se refería a CRISPR, una prometedora técnica de edición génica que ya fue seleccionada hace un año por su potencial para transformar el mundo. Ahora, este nuevo método que permite hacer cambios genómicos con facilidad y precisión se ha visto envuelto en una batalla para decidir su autoría.
CRISPR Therapeutics, Editas Medicine e Intellia Therapeutics son las tres startups que luchan en este Juego de Tronos de patentes de laboratorio. Y todo por una técnica de edición génica que todavía no ha dado sus frutos, pero que tiene la capacidad para convertirse en una industria de miles de millones de euros.
“La patente es una fórmula algo obsoleta”, afirma a Teknautas el presidente del Comité Científico de la Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO) y expresidente del CSIC, Emilio Muñoz. El experto en política científica considera que hoy en día la investigación tecnológica es tan compleja y requiere tantos pasos que su protección intelectual es muy complicada, porque hay muchas personas y centros involucrados en cada avance.
Pero, ¿qué tiene de especial CRISPR? La técnica permite llevar a cabo una especie de microcirugía en el genoma, para cambiar genes específicos con facilidad y precisión. Esta versatilidad se traduce en la oportunidad de diseñar animales y seres humanos a la carta como nunca antes había sido posible.
De esta forma se podría diseñar, por ejemplo, un mono con esquizofrenia o alzhéimer que sirviera para investigar mejor esta enfermedad. Y la edición aplicada en seres humanos, a pesar de todos dilemas éticos, evitaría el nacimiento de personas con enfermedades genéticas.
Mientras que otros métodos funcionan a lo bruto, porque colocan nuevo material genético en puntos al azar, CRISPR permite borrar y editar con una precisión de ensueño. En teoría, esto significa que se podría reescribir un genoma (primate de momento, humano en el futuro), en su totalidad.
El nuevo método no está exento de polémica, y no solo por su autoría legal. A Pontin le preocupan las “tentaciones” que la técnica ofrecerá. Por ejemplo si se utiliza con fines eugenésicos de dudosa ética, como la “eliminación de la homosexualidad en países retrógrados”. Además, está convencido que alguien mejorará a un ser humano con ella en los próximos veinte años.
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La técnica genética "que lo cambiará todo" |
De momento CRISPR no ha llegado tan lejos, y todavía tiene mucho camino que recorrer hasta este punto. Pero sí se han logrado crear con éxito nuevos modelos animales y obtener buenos resultados en estudios celulares in vitro contra virus como el del sida.
Patentar el mundo entero
Las patentes son parte fundamental de la investigación. Asegurar la propiedad de un descubrimiento garantiza que sus responsables verán remunerado todo el esfuerzo, tiempo y trabajo dedicado. Sin embargo, en ocasiones crean polémicas que salen de los laboratorios y llegan hasta la calle.
“Siempre ha habido mucho debate sobre si se podían patentar los genes”, explica Muñoz. También con los test de diagnóstico para el cáncer de mama, donde “el Tribunal Supremo de EEUU dictaminó que debían ser de libre acceso”. Con los organismos modificados genéticamente sucede algo parecido, aunque aquellos casos con un fin claramente altruista, como el arroz dorado, las compañías liberaron las patentes.
Por estos motivos, y pese a la necesidad de proteger la propiedad intelectual de alguna forma, algunos estudios señalan que las licencias genéticas frenan la competencia, y por lo tanto la innovación. Habrá que confiar en que los problemas legales que envuelven la CRISPR no retrasen la aparición de nuevos fármacos ni afecten a la investigación farmacéutica en un campo tan optimista.